Las tarimas multicapa combinan una capa superior de madera noble con una base estable de multiplaca, ofreciendo durabilidad, resistencia a la humedad y a los cambios de temperatura. Son ideales para un suelo radiante y climas variables.

La madera maciza, hecha de una sola pieza de madera noble, aporta autenticidad y carácter, aunque es más sensible a la humedad y a las variaciones de temperatura. Se recomienda en espacios con condiciones estables o expuestos a la vista.

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La capa de desgaste, también llamada capa superior, es la parte visible de la tarima, elaborada en madera maciza. Además de marcar el diseño y la textura del suelo, determina su resistencia y vida útil, ya que puede lijarse y renovarse. Cuanto mayor sea su grosor —idealmente entre 4 y 6 mm—, mayor será la durabilidad y el tiempo que su suelo conservará toda su belleza.

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El borde biselado es el acabado en ángulo de la tarima que crea una ligera ranura en forma de V cuando las piezas se unen. Puede presentarse en dos lados (bordes largos) o en los cuatro, aportando definición y profundidad al diseño. Este detalle no solo realza la estética, sino que también intensifica el efecto de tablón, otorgando al suelo un carácter más marcado y elegante.

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La clasificación se refiere a las características visuales de la madera, como nudos, variaciones de color y patrones de vetas.

Las clasificaciones comunes incluyen:

• Prime: Lisa y uniforme con mínimos nudos, perfecta para diseños elegantes, minimalistas y modernos.
  
• Select: Nudos pequeños y ligeras variaciones de color para una apariencia refinada y equilibrada.
  
• Classic: Nudos más grandes y variaciones notables que proporcionan un aspecto natural y auténtico con carácter.
  
• Rustic: Caracterizado por nudos grandes, grietas y una textura marcada, ideal para un estilo campestre o vintage.

Cuanto más limpia sea la tarima, más elevado será el precio. Elija una clasificación que se adapte a sus preferencias de diseño y a su presupuesto.

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Tanto el aceite como el barniz son selladores que se aplican con el objetivo de proteger la madera.

El aceite penetra en la madera creando una superficie natural y transpirable que se puede reparar fácilmente y, con un mantenimiento adecuado, envejece de maravilla, ganando carácter con el tiempo.

El barniz por el contrario forma una capa protectora resistente en la superficie, lo que requiere menos mantenimiento, pero es más difícil de reparar si se raya o sufre algún daño. Para áreas de mucho tránsito, los barnices de 2 componentes son una excelente opción, ya que ofrecen una durabilidad extrema y un rendimiento duradero.

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El suelo de madera sin acabado se instala, se pule y, si se desea, se tiñe y se sella en obra, permitiendo una personalización total del color y el acabado. En cambio, las tarimas preacabadas llegan listas para colocar con un acabado aplicado en fábrica, lo que ahorra tiempo y simplifica la instalación. Eso sí, algunos acabados de fábrica pueden resultar más difíciles de reparar o igualar en caso de daño. La elección es suya: sin acabado, si busca un suelo a medida; preacabado, si prefiere rapidez y eficiencia.

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